Tuvo un presentimiento. No sabía si era bueno o malo, simplemente que algo ocurriría esa noche.
La Luna estaba menguante, las estrellas que no habían sido ocultas por las nubes brillaban tenuemente. Pero algo en ese cielo le produjo cierta calma. Se paró un instante para respirar hondo y sentir la primera racha de brisa otoñal sobre su rostro cuando de repente... sucedió.
Que lindo, esta genial (me encanta la luna), suerte y abrazos escribes estupendo
ResponderEliminarwoww ;D
ResponderEliminarMe encata jolín, me encanta esa sensación de quedarte mirando al cielo y no poder dejar de mirar la Luna con esa mágia...(:
Me gusta, me gusta, me gusta este texto *-*
ResponderEliminarTe sigo ^^